Ruben Hilari Quispe
El lenguaje no consiste en un mero instrumento de comunicación, sino está compuesto por toda carga histórica, cultural, civilizacional. Es decir, el lenguaje permite transportar y trasferir cuestiones fundantes de un tipo de realidad. Las lenguas originarias del Awyayala, del Tawantinsuyu, en este caso particular el jaqi aru o aimara evidencian una particularidad de este lenguaje jiwasador o “nosotricidad”, en contraposición a lenguajes que tienen la construcción en base al “yo” individualista que se ha profundizado desde la mitad del siglo XX, “monolenguajear” denomina Veronelli (2019).
El “nosotros” del castellano o del inglés no tiene ninguna importancia particular, pero sí la tiene en las lenguas originarias del continente, donde el nosotros no es excluyente sino inclusivo, es decir, jiwasa no excluye, sino incluye. En este sentido, la forma del pensamiento moderno (colonial) se basa en la relación “yo y el otro”, “yo” que excluye al “otro”. En cambio, el pensamiento jiwasador parte del “nosotros inclusivo” y al “nosotros exclusivo”. Sin embargo, cuando se analiza desde la filosofía del lenguaje, estas manifestaciones muestran la pervivencia de un modelo comunicacional del jiwasa a través de diferentes morfemas que aglutinan.
Los ejemplos son reveladores: Pachamaman wapatañäwa “Somos hijos de la Pachamama”, Kunjamakis sarnaqastä jilata? Walikiskaraktana “¿Cómo estamos hermano? Estamos bien también”, Kullaka, Jani ussuntkanti? Askim jan qamasiskitawa “Hermana ¿no nos estamos enfermando? Estamos viviendo bien nomás”. Estos enunciados connotan ese lenguaje jiwasador, aunque el expresarse en español se pierde el sentido fundante, solo se simplifica al “yo y tú”, “nosotros humanos”.
El filósofo Carlos Lenkersdorf (2008) menciona que el lenguaje nosotrificador no es unidireccional sino bidireccional: “que los otros nos enseñan”, “que los otros también saben”. Es decir, el lenguaje nos enseña a “escuchar” a los otros. Además, el filósofo aymara Fernando Huanacuni señala que en nuestra cultura se dice “si el otro no somos”, esto en contraposición a la vida moderna que necesita explotar al otro.
El antropólogo Bruce Manheim señala que “el quechua es el único idioma centrado en el otro”. De ahí que el aimara esté basado en el jiwasa “nosotros”, ya que el precepto jiwasa siempre incluye hasta al enemigo. Por su parte, una de las primeras gramátologas en aimara, Martha Hardman, mencionó que “con el lenguaje construimos nuestros mundos”, sugiriendo que el mundo moderno habla contra la violencia, pero ejerce el lenguaje violento. En efecto, en un lenguaje individualista se enuncia “no hagas”, a diferencia de “no hagamos”, donde la responsabilidad recae sobre nosotros y no solo en un individuo. Cuando una persona joven dice “es mi vida”, “yo sé lo que hago”, “yo soy responsable de mi vida”, el lenguaje nosotrificador nos orientará a decir “es nuestra vida”, “sabemos lo que hacemos”, “somos responsables de nuestra vida”.
Asimismo, Jiakasisa “nuestra vida” y la realidad no solo se enuncian como la realidad visible y no visible y lo que no existe.
Para el mundo de los pueblos originarios todo lo existente es sujeto nosotrificador: los uywirinakasa, las jilankasa, los ispallanaka “criadores de la vida”, a través del lenguaje se va nosotrificando, hasta lo extraño o lo que no es parte del jiwasa. En este sentido el jiwasa es la búsqueda de una completitud que viabiliza una apertura hacia el pacha o el infinito de la existencia.
En suma, el jiwasa es como un algoritmo que es desarrollado por la propia autonomía, a diferencia por ejemplo de la Inteligencia Artificial (IA) que desarrolla la interdependencia propia del mundo occidental. El reto mayor es cómo mantenemos este tipo de desarrollo del lenguaje y civilizacional como una alternativa frente al lenguaje del mundo individualista. De momento, para cambiar estructuralmente los modos de vida requerimos jiwasificar la reproducción de la vida que conforma una realidad nosotrificadora, que permite una convivencia comunitaria y no individualista. Entonces podríamos concluir diciendo que el “yo no soy si tú no eres”.