THOA

Filomena Nina Huarjacho

En el mes de agosto, en la ciudad de La Paz, sobre todo en puertas de establecimientos comerciales, se siente el aroma del incienso que emana de las mesas que se ofrece a la Pachamama (Madre Tierra). Estas mesas u ofrendas son preparadas de diferentes maneras y con una variedad de elementos en concordancia con el conocimiento y la práctica de los yatiris.

Para la preparación de la ofrenda, utilizan una hoja de papel sábana, ajustada al tamaño de la ofrenda, sobre la cual se extienden juyra y suwa y se encienden sahumerios de incienso y copal simultáneamente, luego con lana de colores. Se coloca el t’inka de grasa de llama (llamp’u) (grasa del llama) que es un elemento primordial en las ofrendas, alrededor de la mesa.

Entre los elementos más importantes están los dulces con formas de azucarillas; asimismo, es imprescindible la coca, el alcohol y el vino.

Mientras el yatiri va preparando la ofrenda invoca a la Pacha Mama, a los Achachilas, cumbres, nevados como el Illimani, Illampu, Saxama, Mururata, Wayna Potosí, Chacaltaya, Ilchumachi, Warak’u, Ispalla awicha, Isla de la Achachila, Illapa, Illa y a muchos otros sitios y centros energéticos denominados Wak’a, expresando respeto, gratitud y agradecimiento por los favores recibidos; y pidiendo con mucho fervor prosperidad, protección, trabajo, suerte, salud y reciprocidad, siempre solicitando y dando la t’inka de la ofrenda en todos los aspectos que se desea prosperidad a la vida.

Generalmente, las ofrendas preparadas se ofrecen en el patio de la casa. Pero, cuando las mesas son para negocios y tiendas, se las ofrece en las puertas de los establecimientos, acompañadas con movimiento de danzas y música de zampoñas o apachetas.

Allí los yatiris piden en aymara:
“Nanakax allchhi wawanakant amtasirw jutapxma, taqi chuymaw jutapxma, taqi chuymaw katut’asipxita.”
(Nosotros, tus nietos, venimos a ofrendarte; venimos de todo corazón y recibelos de todo corazón).

Así, todo el mes de agosto, desde los primeros días hasta el último día se realizan las ofrendas.

La preparación descrita anteriormente, está dedicada a los espíritus, como preparar un plato de comida delicada para que se sirvan las deidades o espíritus. Además, el plato que se prepara es sagrado, nadie puede servirse de lo que recibimos o dedicamos a los achachilas y wak’as.

Se dice que, así como nosotros tenemos hambre, ellos también tienen hambre y sed. Además, los seres que se sienten ofendidos si no se les ofrece una ofrenda y no se cumple con la obligación de dar una ofrenda a cualquier persona puede morir en cualquier accidente porque las deidades cobran vidas humanas como ofrenda.

De hecho, el mes de agosto es peligroso ya que suelen suceder accidentes, por eso los aymaras denominan a dicho mes como lakan phaxsi, que literalmente se traduce como “mes boca”. Además, en ese mes se casa con el cielo, se hacen porque a los matrimonios los sellan los yatiris y los matrimonios se los lleva a los wak’as.

Actualmente, los jóvenes aymaras y quechuas migrantes en espacios urbanos, aún practican la ofrenda a la Pachamama con mucho fervor, siguiendo la tradición y dándole el nombre al mes de agosto como “el mes de la Pachamama” o “el mes de la madre tierra” abre su boca para alimentarse de las ofrendas y las t’inkas.

La wak’a y la luqt’a, son prácticas y milenarias en el mundo andino, y siguen siendo vigentes en actividades que se desarrollan en el territorio boliviano; también son practicadas en la zona andina de Argentina y Chile.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *