Oscar Chambi Pomacahua
En la búsqueda constante del conocimiento, la humanidad ha desarrollado diversas formas de entender, explicar y validar lo que sabe. En Occidente, esa búsqueda sistematizada se ha cristalizado en la epistemología, la disciplina filosófica que estudia el conocimiento, su naturaleza, origen y límites. Sin embargo, en la tradición aymara existe un concepto que no sólo abarca el estudio del saber, sino que lo integra con la sabiduría del sentir y vivir: el amuyu-utt’ata, hoy resumido en el término amaw’t’a o amauta.
Entonces, ¿qué significa realmente el amuyu-utt’ata? En su origen, amuyu proviene del verbo amuyt’aña, que alude al acto de pensar, reflexionar o razonar, pero también de imaginar o soñar. Por tanto, el pensamiento aymara no se reduce a un proceso lógico o racional como el pensamiento occidental, sino que integra la dimensión emocional y espiritual. El amuyu no surge sólo de las acciones del jaqi (ser humano), sino también de toda manifestación de la naturaleza. Este conocimiento incluye la explicación del porqué de los sucesos, una percepción anticipada que se entrelaza con principios éticos.
Por otro lado, utt’ata, derivado del verbo utt’aña, significa “establecer cimientos”, “fundar” o “asentar”; es decir, la acción de construir sobre una base firme, ya sea en lo material, social o simbólico.
De esta manera, el amuyu-utt’ata no es solo conocimiento, es un conocimiento bien fundado en la experiencia, la reflexión y, sobre todo, en el ch’uyma o corazón profundo del ser humano. Mientras la epistemología privilegia el análisis racional del conocimiento, el amuyu-utt’ata implica una relación entre pensamiento y vida, entre razón y ética, entre la verdad y la sabiduría.
Una de las preguntas esenciales del pensamiento amuyu es Kunjamsa amuyt’t’a uka amuyux chiqapata, ¿Cómo sabes que lo que sabes es verdadero? Esta interrogante, a la vez epistemológica, ética y espiritual, cuestiona la validez del conocimiento sin fundamento. Para el amuyu-utt’ata, saber no es solo pensar: es justificar, vivir, observar y sentir con conciencia. La verdad no se alcanza sólo con la mente, sino a través de un proceso integral enraizado en la experiencia y guiado por el ch’uyma, donde se entretejen razón, emoción y sabiduría.
Esto contrasta radicalmente con la célebre máxima cartesiana “pienso, luego existo” (cogito ergo sum), que fragmenta el pensamiento humano, aislado y frío, sino una actividad que se enlaza con el sentir, estar y el vivir con sabiduría desde el ch’uyma.
En el pensamiento aymara, el ch’uyma delimita la verdad sabia (chumaniyasiña), aquella vacía de sabiduría (jan chumaniyasiña), próxima a la falsedad. El conocimiento, lejos de ser lineal o estático, es un proceso cíclico y transformador, lleno de giros (muyuy) y rupturas. El amuyu-utt’ata encarna un modo de conocer que integra pensamiento, sentimiento y ética.
A diferencia de la epistemología occidental —que se enfoca en el arte de pensar—, el amuyu-utt’ata es el arte de pensar con sabiduría.
El amuyu-utt’ata expresa una forma profunda y espiritual del saber y del vivir. A diferencia de la epistemología occidental que dice “pienso, luego existo”, el amuyu-utt’ata propone “pienso, vivo y soy con sabiduría”.